Tiempos difíciles, vidas que no avanzan, sueños rotos, miedos, mucho miedo, virus, sin fuerzas, sin energía;  y miles de palabras más a lo brainstorming catastrófico nos han acompañado los últimos meses. 

Sí, todo lo anterior es cierto y no le quito razón a nadie, cada uno con su propia casuística puede ver la vida de una manera más  o menos positiva.

Yo volviendo del extranjero de un día para otro con tan solo mi ordenador, con un futuro y un presente totalmente inciertos, llegué a España, con tiempo y con mucha creatividad en mi cabeza. Por lo que tomé una determinación: yo era la dueña de mi vida. 

¿Desde cuándo había podido parar para pensar, crear y sentirme más yo que nunca?

Es una pregunta bastante sencilla, desde nunca. 

“Por ello me tomé los tiempos de “coronavirus” en darme el placer de crear y creer”.

Me he permitido la valentía de que me domine esa fuerza interior que tanto me ha estado gritando los últimos años y que me decía algo así como “ esto es lo tuyo, lucha por ello”.

Al final decidí coger de la mano a esa voz interior con fuerza y ya llevamos unos meses paseando juntas. 

Si, por primera vez en mi vida estoy haciendo lo que me da la gana y he apostado por mi marca, ahora que la gente que no me conoce me empieza a llamar por “mi nombre de corazón”, Pilarcho, y  me emociona más que nunca.

Esa fuerza, la saqué de mi, de nadie más. 

Esa energía me la dio el momento.  

Venía de estar perdida, frustrada y asustada, pero ¿Quién estaba decidiendo por mi? ¿El miedo, un trabajo tóxico?

Vivir una vida en paréntesis no es vivirla, es sobrellevarla. Te invito a que luches, aquí y ahora en mitad de esta pandemia existe un poder oculto que se llama tiempo, fuerza y ganas.

Mientras estemos aquí usemos la creatividad como nuestro propio salvavidas. 

Yo empecé registrando mi propia marca ¿Y tú?